Nuestra propuesta fue convertir esta vivienda de 130m2 con numerosas pequeñas estancias y zonas de paso en una gran zona común donde reunirse. Un amplio salón-comedor comunicado con la cocina que obtuvimos eliminando el recibidor y los muros que independizaban tanto al salón como a la cocina.
Toques de papel pintado con los colores del otoño candeledano en determinadas partes del salón, madera, algún que otro mueble restaurado del antiguo propietario, lámparas artesanales de cerámica y un toque de color de más en la cocina fueron algunas de las decisiones que tomamos junto a nuestros clientes para hacer realidad sus necesidades y peticiones.